Ariel Agustín Ordoñez (20) está acusado de haber baleado en el pecho a un adolescente de 16 años en septiembre del año pasado en el barrio Libertad. El imputado había asegurado que era amigo de la víctima y que todo se trató de un "accidente".
Ariel Agustín “Cabeza” Ordoñez (20) comenzará a ser juzgado desde este miércoles en el Tribunal Oral en lo Criminal N° 3 por haber intentado asesinar de un disparo a quemarropa a un adolescente de 16 años en el barrio Libertad.
Ordoñez llega a juicio imputado por el fiscal Leandro Arévalo por “homicidio agravado por el uso de arma de fuego en grado de tentativa”.
El hecho que se ventilará en la sala del Tribunal N° 3 ocurrió el 19 de septiembre de 2018 a la noche en la puerta de una casa de Strobel al 9400, cuando, cerca de las 22, Ordoñez le disparó desde corta distancia a un adolescente de 16 años, que resultó gravemente herido con lesiones en un pulmón y salvó su vida gracias a la pronta intervención de los médicos del Hospital Interzonal.
Un conflicto complejo de investigar
Como muchas veces ocurre cuando hay un episodio de sangre en un barrio de la periferia, los testigos no hablan, muchas veces por relación de parentesco con los involucrados y otras por temor. Este caso no fue la excepción.
“Fue el Cabeza, me dio el Cabeza”, alcanzó a balbucear la víctima, gravemente herida, mientras se desplomaba en el suelo, en la puerta de su casa, ante la mirada de sus familiares que habían salido al escuchar al menos dos disparos.
Todos los presentes sabían que “El Cabeza” era nada menos que Ordoñez, un joven del barrio que solía andar siempre armado, acompañado por su primo “El Conejo”.
Si bien Ordoñez tenía fama de agresivo y “peligroso”, nunca había tenido problemas con la víctima. Es más, testigos aseguraron que prácticamente no tenían relación, salvo saludarse al cruzarse en alguna esquina.
El barrio se mostró reticente a aportar información a los investigadores. En un primer momento señalaron que el responsable de la agresión sería menor de edad, por lo que tuvo intervención el Fuero de Responsabilidad Penal Juvenil. Luego, al avanzar con las pesquisas individualizaron a Ordoñez y lo identificaron como mayor de edad, por lo que el caso lo tomó definitivamente el fiscal Arévalo.
Recrear lo sucedido desde lo testimonial fue muy complejo, si bien hay enemistades en el barrio, alianzas y lazos familiares, hay códigos que no se rompen. Lo fáctico, en cambio, fue sencillo: un adolescente recibió un disparo a la altura de las costillas, lo que provocó graves lesiones en el pulmón.
El miércoles 19 de septiembre, pasadas las 22, un adolescente de 16 años regresaba a su casa en Strobel al 9400. A metros de la puerta de su vivienda se encontró con Ordoñez, quien sin mediar palabras sacó un revólver y, prácticamente a quemarropa, le efectuó al menos un disparo.
La víctima quedó tildada. Tardó unos segundos en entender lo que sucedida, hasta que el zumbido en sus oídos se disipó y dio lugar al dolor. Instintivamente se llevó la mano a la herida y se empapó con su sangre. “Ayudame Cabeza, ayudame”, le dijo a quien le había disparado, mientras veía cómo se iba del lugar.
Un disparo que pudo ser para otra persona
Los vecinos del barrio Libertad creen que la bala que hirió al adolescente -y que casi lo mata- tenía otro destinatario, ya que ese día, horas antes, muchos vieron y escucharon cómo Ordoñez se peleaba con integrantes de otra familia de la zona, con quien mantenía una enemistad de vieja data.
“Pedazo de gato, te vamos a dar un re tiro, no te regales”, habría sido la amenaza que gritó Ordoñez. Y la gritó para que todos en la cuadra de Strobel al 9400 escucharan quién mandaba.
Vecinos aportaron testimonios a la causa y dieron cuenta de esta situación. Sin embargo, los investigadores dudan de que Ordoñez se confundiera. La víctima estaba a cara descubierta, le pasó prácticamente por al lado e igualmente le disparó.
— El supuesto accidente
“Cabeza” Ordoñez, al declarar, le aseguró al fiscal que todo había sido un “accidente” y que incluso él es “amigo” de la víctima, con quien había jugado al fútbol esa misma tarde.
Según la versión del imputado, él comenzó a salir armado por conflictos que tenía con integrantes de una familia del barrio, que incluso le habrían dado una paliza unos días antes.
Ese miércoles 19 de septiembre, Ordoñez dijo que se cruzó con la víctima y le mostró el arma que tenía para defenderse. En ese contexto, según su versión, se le escapó un tiro e hirió al adolescente.
Ordoñez no explicó al fiscal Arévalo por qué decidió huir del lugar, ni quién le entregó esa arma. Sí aclaró que luego su pareja la descartó y que no sabe dónde la pudo haber tirado.
La versión del accidente se mantuvo durante los primeros días de la investigación, en los que la víctima no pudo dar su testimonio por estar hospitalizada y testigos no se animaron a hablar con la policía.
Con el correr de los días, varios testigos aseguraron haber escuchado más de un disparo, la familia del adolescente negó que hubiese un vínculo con Ordoñez e incluso la víctima aseguró que entre él y “Cabeza” no había amistad alguna.
La idea del accidente se esfumó y para el fiscal Arévalo, Ordoñez actuó con clara intención homicida.